Emilia Pardo Bazán era hija de una familia gallega noble y muy pudiente de España: el conde José Pardo Bazán,
título que heredó a la muerte de su padre en 1908, y Amalia de la Rúa.
Fue su madre quien la estimuló a leer y escribir. A la edad de nueve
años ya empezaba a mostrar un gran interés por la escritura. Fuera de
la casa de la calle de Tabernas poseían otras dos residencias, una
cerca de Sanxenxo, un pueblo de pescadores, y la otra en las afueras de La Coruña, el Pazo de Meirás. En la biblioteca paterna encontró acceso a una gran variedad de lecturas; declaró que sus libros preferidos entonces fueron Don Quijote de la Mancha, la Biblia y La Ilíada. En la casa de La Coruña leyó además La conquista de México de Antonio de Solís y las Vidas paralelas de Plutarco. Los libros sobre la Revolución francesa
le fascinaban. Cuando la familia iba a Madrid durante los inviernos,
Emilia asistía a un colegio francés protegido por la Real Casa, donde
fue introducida a la obra literaria de La Fontaine y Jean Racine. A los doce años la familia decide quedarse en La Coruña
durante los inviernos y allí estudia Emilia con instructores privados.
Se sale del ritual de la educación femenina al negarse a tocar el piano
y a tomar clases de música. Dedica todo el tiempo posible a su
verdadera pasión, la lectura.
wikipedia
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